jueves, 22 de diciembre de 2011

En riesgo de desaparecer el Estado Laico en México


El conocimiento sobre la naturaleza, el hombre y el universo exige no mezclarse al confundirse con dogmas, mitos o doctrinas religiosas

Con 119 votos de PRI y PAN, la Cámara de Diputados aprobó cambios a la Constitución Mexicana con reformas al artículo 24, dándose un artero ataque al Estado Laico en lo relativo a la libertad de religión, hecho que abre la puerta para la realización de actos litúrgicos en edificios públicos o la impartición de enseñanza religiosa en escuelas públicas, mas canales de televisión y radio religiosos, periódicos, mas comercialización masiva de la fe.

Históricamente el clero ha sido enemigo del conocimiento científico, ha sido enemigo de la verdad, al clero solo le importa el poder y ha sido el peor enemigo de la educación laica de los mexicanos. Estos retrogradas cambios constitucionales abren la puerta a una mayor participación de las iglesias en actos de Estado.

El modelo de gobierno que tenemos en este momento es de carácter dictatorial, basado en la fuerza y represor de las libertades; confesional, de la derecha católica; totalitario, que puede controlar a todos los sectores populares, anulando sus intereses a favor de los de corte confesional o empresarial: todos unidos, por el engaño o por la fuerza, para servir al clero y al empresariado.

Lo benéfico que sería para los partidos tricolor y blanquiazul que un grupo considerable de personas aplaudieran una reforma de ese tipo, el gran número de votantes que ganarían por poder “predicar su fe”, y los puntos negativos que tendrían los diputados de izquierda por ateos, escandalosos e inmorales.

En el plan transexenal de Calderón, denominado “México 2030: Proyecto de Gran Visión” desclasificado por la Presidencia de la República, el archivo de 41 páginas denominado “Eje 1. Estado de derecho y seguridad pública” se subdivide en seis temas: derechos humanos; fortalecimiento del Estado y reformas institucionales; sistema de justicia; seguridad pública; cultura de la legalidad democrática y educación jurídica; transparencia, responsabilidad y rendición de cuentas. Entre los objetivos esbozados en éste, sobresalen la “plena seguridad para la propiedad”; la creación de la policía nacional coordinada; la supresión del amparo directo; la reelección de los legisladores y el “replanteamiento” de “la relación entre el Estado y las iglesias”.

Está claro que, ya sea de manera directa o eufemística, esos planteamientos anticipaban las reivindicaciones y consignas de los sectores derechistas, empresarios, jerarquía católica y grupos conservadores, representados por el gobierno de Calderón. Y Juárez separó la Iglesia del Estado Mexicano diciendo: “Dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios”. Montesquieu y Benito Juárez se han de estar revolcando en su tumba de coraje por lo inútil de tantos años de lucha por la separación del clero con el estado y tanta sangre derramada por la “santa” inquisición para imponerse ahora con el retroceso en México. La inquisición, hermanos Mexicanos, está de vuelta.

En una sociedad cimentada en una moral tan falsa, donde no importa que el vecino muera -menos 60 mil personas- pero sí importa salir a “pregonar” la fe, la propuesta y aprobación de reformas constitucionales venidas precisamente de dos partidos que siendo antagónicos en la disputa del poder, se toman de la mano para despertar sonrisas y alegrar el corazón de miles de creyentes, no nos deja mas que sospechar que fue un ardid más para ganarse adeptos y desprestigiar más a la izquierda. El voto por medio de la fe. Un punto más a favor de aquellos que nos hunden pero que en la ceguera de la religiosidad, pocos podrán entender.

Todo dizque para instaurar en México “la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión” y permitir así los actos “de culto, ceremonias o devociones” en privado y en público. Sin embargo, su realización y difusión se mantienen acotadas a informar y solicitar permiso a las autoridades. La reforma representa un avance de las iglesias, un retroceso histórico del Estado laico y olvida que la injerencia de las iglesias en la vida económica, política y social mexicana provocó hechos lamentables en la historia nacional pero también en la universal. La laicidad del Estado es el fundamento de equidad, equilibrio, autonomía y respeto a todas las ideologías y creencias. Craso error de apoyar cambios para alinear al Estado con la iglesia pues a través de la historia se han documentado los perversos y criminales estragos que la iglesia católica ha hecho en el mundo. Y si existen las Leyes de Reforma entonces hubo una razón para hacerlas. Lo criticable es el abuso que la iglesia hace como organización humana NO como doctrina, que desafortunadamente los jerarcas de las iglesias en general, no practican.

Si usted es religioso y lo aplica en su vida cotidiana y para con los demás entonces no hay de que preocuparse. De todas formas el embate de los partidos políticos (prian, verde, panal y chuchos) contra la Nación como tal no será tan fácil, pues afortunadamente el pueblo está despertando y, contra lo que hacen estos sujetos, sabrá decidir de acuerdo a su pensamiento de libertad.

El estado laico es instrumento de la Ley, y ésta obliga a restringir lo religioso al ámbito privado, porque la ley se hizo para moderar las costumbres, las MALAS costumbres. La libertad debe de estar de luto por la muerte del Estado laico. México ha retrocedido a los tiempos de la Inquisición. Entonces ¿Cuándo irán a poner las tiendas de raya y el diezmo obligatorio?, ¿Habrá pronto bancadas de curas y monjas en las cámaras de diputados y senadores? ¿O misas dentro del Congreso de la Unión o bendición de oficinas con secretarias luciendo largas faldas y sin maquillajes no vayan ser excomulgadas?.

Un escupitajo a la República, hábilmente envuelta en hojas de tamal como libertad ideológica, de conciencia, de creencias y de culto. "Se trata de reafirmar la libertad de creencias al tiempo que confirma el estado laico" -nos dicen-Pero el entuerto iguala al mensaje y a los mensajeros: El alto clero católico es poderoso económica, política, ideológica y socialmente y día con día consolida su poder.

¿cuál libertad de creencias y de culto entonces? No es cierto que solo sean los partidos. Aquí se conjuntan el lumpen, la derecha católica conservadora, la derecha liberal y la ultraderecha: la oligarquía mexicana trasnacionalizada que es la que realmente manda, incluyendo a esos 20 vergonzantes del PRD que votaron en contra del Estado Laico, incluyendo a Armando Ríos Piter. Se señala a Peña Nieto como el promotor de los cambios, en tanto que el priista oaxaqueño Héctor Pablo Ramírez Puga deslizó que la razón obedecía a la anunciada visita del Papa a México. Con esto, Enrique Peña Nieto hace un guiño a la Iglesia para lograr su apoyo, así como recibir al Papa en su próxima visita con reglas más laxas para la Iglesia. En su visita al Vaticano en 2009 Peña Nieto le ofreció a Benedicto XVI sus buenos oficios para reformar el artículo 24 constitucional. La respuesta del Papa fue que, en efecto, el tema de la “libertad religiosa forma parte de la agenda pendiente” de la Iglesia.

A lo largo de 2010 Peña Nieto se reunió en dos ocasiones con el nuncio apostólico, el presidente de la Comisión del Episcopado Mexicano, Carlos Aguiar Retes, y el arzobispo primado de México, Norberto Rivera, y les aseguró que sí saldría la reforma... pero pasaron los meses y nada, por lo que los jerarcas buscaron a Josefina Vázquez Mota para operar los cambios.

El paso que obligó a Peña Nieto a impulsar la reforma fue que los jerarcas católicos le enviaron un mensaje diciendo que sería Vázquez Mota quien operaría la reforma; Peña Nieto se comunicó con Chuayffet para que éste forzara una sesión extraordinaria de la Comisión de Puntos Constitucionales y se sacara de la congeladora la iniciativa que se presentó el 20 de marzo de 2010. Así, sorpresivamente PRI y PAN promovieron la reunión extraordinaria para el miércoles 14, relatan las fuentes consultadas. El martes 13, cinco secretarios –tres del PRI: Héctor Guevara Ramírez, Reginaldo Rivera de la Torre y Francisco Saracho Navarro, así como dos del PAN: Alberto Pérez Cuevas y Gustavo González Hernández– solicitaron al presidente de la comisión, el perredista Juventino Castro y Castro, una reunión extraordinaria para el siguiente día a fin de aprobar el dictamen.

Castro les explicó que legalmente estaba impedido, pues el reglamento de la Cámara exige convocar con 24 horas de antelación, además de que dicha solicitud la tenían que hacer por lo menos seis secretarios y no cinco. El hecho no les importó a priistas y panistas, quienes con 19 asistentes y sin el aviso a los legisladores de PRD y PT realizaron el encuentro y aprobaron los cambios constitucionales que se sometieron al pleno el jueves 15. La citada operación fue solicitada por Peña Nieto y sus seguidores.

El diputado perredista y secretario de la Comisión, Nazario Norberto, dice que fue el propio presidente de la Mesa Directiva, Emilio Chuayffet, quien les dijo a los priistas que realizaran la reunión, calificada por la oposición como “ilegal”. Los operadores de Peña Nieto en San Lázaro mantuvieron en secreto sus pretensiones hasta el último momento. El miércoles 14, cuando aún no se reunía la Comisión de Puntos Constitucionales para aprobar el dictamen, desde la Cámara de Diputados salió una llamada al Senado para solicitar ayuda y avalar los cambios que se aprobarían en el pleno el día siguiente. Los senadores reclamaron una explicación por la información difundida en los medios, toda vez que las nuevas facultades otorgadas a la Iglesia la libraban de solicitar permisos a la Secretaría de Gobernación, la encargada de aplicar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público.

Y es que en el dictamen se “abrogaba” el tercer párrafo, que la obligaba a ello. Abrogar el tercer párrafo del artículo 24 de la Constitución “significaba borrar en los hechos la Ley de Asociaciones Religiosas, que es la que reglamenta las acciones de la Iglesia”. Incluso se le reclamó que los diputados del PRI hubieran aprobado en comisiones un dictamen distinto al que ya la misma mesa directiva de dicha Comisión había aprobado y que lo único que contenía era el cumplimiento del Pacto de San José, que es el reconocimiento de la libertad religiosa.

Lo peligroso de la reforma es que se mantuvieran los términos “individual o colectivamente” y “público y privado”, pues ello abría la puerta a que la Iglesia reclamara su derecho a ejercer su religión en edificios públicos, a enseñar en las escuelas públicas y a reclamar concesiones públicas de radio y televisión. La cercanía que inició Peña Nieto en diciembre de 2009 con Benedicto XVI estuvo en todo momento respaldada por el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Carlos Aguiar Retes, quien lo acompañó al Vaticano el 16 de diciembre de ese año. La relación entre el Papa y Peña Nieto rindió frutos, pues de manera “personal” el Vaticano lo invitó para que asistiera el 1 de mayo de 2010 a la beatificación de Juan Pablo II, invitación que el mexiquense declinó.

Detrás del viaje que Benedicto XVI realizará a México el próximo año se ocultan intereses y cálculos que van más allá de la fe y la doctrina. Para el investigador Elio Masferrer, la presencia del Papa incidirá en alrededor de 40% de los votantes que en 2012 decidirán quién será el próximo presidente. Es más que evidente que la visita del sucesor de Juan Pablo II ha sido organizada por el gobierno en turno en un gesto desesperado, uno más, por impedir la derrota panista en los comicios de julio del año que se aproxima. Planeada para marzo de 2012 “servirá para apoyar la candidatura del PAN a la Presidencia de la República”, asegura el investigador especialista en las tendencias del voto católico durante los procesos electorales. Añade que los tiempos políticos de la visita papal están tan minuciosamente calculados por el PAN y la jerarquía católica, que el viaje está planeado para finales de marzo del año próximo, justo cuando arrancan las campañas políticas.

“Prácticamente será Benedicto XVI quien esté abriendo las campañas políticas, que empezarán el primero de abril... a los pocos días de su visita a México”, dice el experto. La visita incidirá sobre 40% de la población. En un sistema tripartidista como el nuestro, la presencia del Papa podría definir la elección.

Claro que ello dependerá de cómo se maneje la visita. Fue el presidente Felipe Calderón quien hizo formalmente la invitación, es el principal interesado en que venga el pontífice, pues sabe bien que el PAN, por sus afinidades ideológicas con la Iglesia, es el partido que más puede aprovechar el viaje del Papa al que se le piensa llevar al Bajío, zona de fuerte raigambre cristera. Es el caso de Guanajuato, entidad gobernada por el PAN. Pese a que todavía no se define la agenda, la intención es llevarlo a enclaves del PAN o a zonas donde históricamente el panismo ha tenido una fuerte presencia.

La negociación con el Vaticano es que el Papa no vaya a bastiones del PRI o del PRD. Quieren que todo lo que pise sea de color azul. Esa será la tónica del viaje. El pasado lunes 12, en la misa guadalupana celebrada en la Basílica de San Pedro, en Roma, Benedicto XVI confirmó su viaje a México, que aprovechará para ir también a Cuba. Aunque aún no se precisan fechas, la Santa Sede ya trabaja para que el viaje a ambos países se realice del 23 al 28 de marzo próximo. Se prevé que llegará primero a México, donde permanecerá del 23 al 26 de ese mes.

Los dos días restantes –27 y 28– estará en Cuba. De esta manera, el pontífice vendrá a México poco antes del 1 de abril, fecha en que arrancan las campañas políticas y comienza también la Semana Santa. Tal vez estará en Jalisco, Querétaro y Guanajuato, principalmente en esta última entidad, donde encabezará diversos eventos multitudinarios, incluyendo una peregrinación al Santuario de Cristo Rey, en el Cerro del Cubilete, enclavado en el centro del país y lugar emblemático de la lucha cristera. Visitara la residencia de las monjas del Colegio Miraflores, donde Benedicto XVI descansará durante su estancia en Guanajuato las noches del 23 y del 24 de marzo. En noviembre pasado se pactaron los últimos arreglos durante la última asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) a la que asistió el líder nacional del PAN, Pablo Emilio Madero, quien incluso comió con los obispos en la sede del episcopado.

Madero hizo en corto todos los amarres. Ya después, los obispos fueron a Los Pinos a cenar con Calderón para cerrar el pacto político. Como preámbulo a la visita del Papa, el Vaticano envió a México las reliquias del beato Juan Pablo II, que recorrieron durante cuatro meses todo el país, desde finales de agosto hasta el jueves 15 buscando el voto creyente y haciendo una especie de encuesta itinerante. El peregrinaje de las reliquias lo utilizó la Iglesia como un termómetro para medir su poder de convocatoria en distintos puntos del país. Esta peregrinación y la visita del Papa son parte del mismo proyecto que es conseguir el voto de centro-derecha en las próximas elecciones presidenciales. Esa es la pretensión del Vaticano y del PAN. Ese voto abarca una franja muy amplia en la que abrevan principalmente el PAN y el PRI, aunque también en menor medida otros partidos políticos pues aproximadamente 60% de la población es de centro-derecha. Pero no es un bloque homogéneo.

Tiene sus matices. Por ejemplo, hay votantes de centro-derecha que son acendradamente católicos; otros, en cambio, son más inclinados hacia lo laico. También hay quienes jamás votarían por un candidato de izquierda. Lo que ahora intenta el PAN es utilizar al Papa para ganarse todo ese espectro de electores, blindarlo a su favor para que no haya fuga de votos hacia otros partidos. Este proyecto es viable pues aquí el PAN y la Iglesia conforman prácticamente un bloque, al compartir posturas como el rechazo al aborto, a la eutanasia, a los matrimonios entre personas del mismo sexo, o al propugnar por una educación católica, entre otros puntos en común que los unen históricamente.

Así, gracias a su alianza con la Iglesia, el candidato panista, sea quien sea, le llevará ventaja a Enrique Peña Nieto, el principal aspirante presidencial del PRI y quien está haciendo grandes esfuerzos por ganarse el voto católico. Junto con algunos obispos mexicanos, entre ellos el presidente del episcopado, Carlos Aguiar Retes, Peña Nieto fue al Vaticano a ver a Benedicto XVI y se sacó fotos con él, que hizo circular profusamente. Fue un espectacular golpe mediático y un gancho al hígado para el PAN.

Respecto a la izquierda es muy difícil que pueda capitalizar electoralmente la visita papal, aun con el nuevo discurso sobre el amor que acaba de adoptar Andrés Manuel López Obrador, su precandidato presidencial. También recalca que durante las campañas presidenciales, el pleno de obispos suele citar a cada candidato para que externe su postura en torno al aborto y el matrimonio gay, entre otros temas espinosos que interesan a la jerarquía. Con la visita del Papa este incómodo interrogatorio cobrará mayor relevancia y tendrá más reflectores. No es la altura de la ciudad de Mexico lo que le afecta, sino no estaría planeando un evento en el Cerro del Cubilete, que está a 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar. Tampoco lo traerían en el caluroso mes de marzo, ni mucho menos lo llevarían después a la ardiente primavera cubana. Todo forma parte de “un pacto” para llevarle votos al PAN, en el que se incluye la publicitada misa guadalupana a la que asistirá Calderón, programada para este domingo 18 en la Basílica de Guadalupe.

Por su parte, Roberto Velázquez Nieto, investigador del Archivo Secreto Vaticano y especialista en las relaciones entre México y la Santa Sede, expone: “Como candidato presidencial, en 2006, Calderón prometió a los obispos que trabajaría para que se permitiera la educación religiosa en las escuelas públicas. Y como presidente, en alianza con la Iglesia, impugnó la despenalización del aborto y la legalización del matrimonio gay en el Distrito Federal.” Desde hace más de cuatro años el presidente viene invitando a Benedicto XVI. En junio de 2007, durante un viaje al Vaticano, Calderón se reunió con el Papa y lo invitó por primera vez a México. La segunda invitación se la hizo en enero de 2009, durante el Encuentro Mundial de las Familias que se realizó en la Ciudad de México.

La tercera y última invitación fue el pasado 1 de mayo, durante la beatificación de Juan Pablo II en Roma, a la que asistió Calderón. Hay una paradoja, que poco importa a la clase política: mientras más peso y poder político tiene la estructura eclesiástica católica, menos influencia espiritual y pastoral posee entre la población. Así lo indican los datos duros de los últimos censos: en 1970, 96.2% de la población se declaró católica; en 2010 el índice bajó a 83%. Y aun cuando la clase política habla de la trascendencia de la laicidad del Estado en la democracia y en la convivencia social, en la práctica esta es transgredida.

No es otra cosa que la vieja pugna entre liberales y conservadores desde 1812. Doscientos años nos enseñan que parece insuficiente la sangre vertida para acotar la ambición de explotadores, clericales, monárquicos y extranjerizantes. Con esta reforma al Art. 24 constitucional, se da un duro golpe al Estado laico, so pretexto para actualizar la Carta Magna, el Estado mexicano está entrampado con diputados mochos y con ideas cortas que en lugar de legislar hacia adelante lo hacen retrocediendo en la historia, privilegiando a la Iglesia católica, la cual ya venía en franca desobediencia a la Ley, ahora con esto la educación básica en sus tres niveles: preescolar, primaria secundaria será anticientífica y oscurantista; el clero tendrá campo abierto para intervenir en asuntos que sólo le compete al Estado.

Esta reforma antijuarista debe ser parada en la Cámara de Senadores por ser antihistórica y porque debe garantizarse el derecho de creer o no creer de la ciudadanía. Es una regresión de severas consecuencias para la vida democrática del país dar el aval para que se introduzcan símbolos religiosos a los recintos públicos, que se obligue a los trabajadores a asistir a misa, “como ocurrió ya alguna ocasión en la Secretaría del Trabajo, violentando decisiones y libertades personales”. Hay profunda preocupación” de que la reforma del artículo 24 de la Constitución Política de México “obedezca a intereses particulares” y se pretenda sepultar el legado reformista y de laicidad que dejó al país Benito Juárez al otorgar privilegios que atentan contra la separación iglesia-estado.

Cualquier reforma debe respetar el Estado laico y ser ajena al otorgamiento de privilegios a favor de alguna asociación religiosa en particular, pues la libertad religiosa sin Estado laico “no es libertad religiosa”. Preocupa que el pretendido cambio constitucional tenga como trasfondo cumplir las exigencias de la jerarquía católica, enarbolando una sesgada interpretación de la libertad religiosa, busca resucitar antiguos privilegios: instrucción religiosa en las escuelas públicas; participación del clero en política electoral; instalación de capellanías en el Ejército y la Marina; subsidio estatal para sueldos de los ministros de culto, además de la posesión y control de medios de comunicación electrónicos, entre otros.

Con la reforma se pretende sepultar la obra de Benito Juárez y de los hombres de la Reforma, cuyo legado ha contribuido decididamente a fortalecer nuestro régimen de libertades, la educación laica y la cultura de los derechos humanos ya que además afectan las libertades de los grupos religiosos numéricamente minoritarios del país. Con las modificaciones se dan los primeros pasos hacia un desmantelamiento del Estado laico. La importancia de los cambios está más en el ámbito simbólico, que en el real, porque desde hace muchos años la Iglesia católica aspira a plasmar en la Constitución la libertad religiosa.

Aunque lo modificado en realidad no es tanto, sí evidencia el hecho de hasta dónde la clase política cede o no a las expectativas de la Iglesia. Hay países que avalan incluso la participación de los credos en política y educación y no pasa nada, pero en México no es así. Aquí sí sucede y los jaloneos que hubo en San Lázaro demuestran que aún no está cicatrizada la herida sobre las ambiciones políticas del clero. Además, el Estado moderno mexicano se fundó sobre la base de la lucha con la Iglesia católica. El siguiente paso que dará el clero será entonces concretar la enseñanza de la religión en las escuelas, desde el preescolar hasta la Universidad, estudios superiores y colegios, porque en función del ejercicio de la libertad religiosa un grupo de padres puede pedir que le pongan un cura dando catecismo en la escuela; es una apertura a la confesionalización de la sociedad mexicana. Esto corrobora que la Iglesia católica está condicionando su apoyo de cara a las elecciones de 2012 y está pidiendo a los institutos políticos y a sus aspirantes presidenciales que le den una prueba de amor, poniendo sus requisitos.

Esa libertad de creencias está garantizada en el artículo 24 (todo hombre es libre para profesar la creencia religiosa que mas le agrade y para practicar las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley. El congreso no puede dictar leyes que establezcan o prohíban religión alguna. Los actos religiosos de culto publico se celebraran ordinariamente en los templos. Los que extraordinariamente se celebren fuera de estos se sujetaran a la ley reglamentaria) y reforzada en el 130 constitucional, pero lo que en realidad quiere la jerarquía católica a partir del cambio a la Carta Magna son concesiones de medios electrónicos para difundir su propio credo, tener voto pasivo, es decir, que los curas puedan ser votados y obtener candidaturas “y, lo que es más grave, es que la educación incluya contenidos religiosos en cualquier escuela, pública o privada.

Aunque el PAN tiene mayoría simple en el Senado, se trata de una reforma constitucional que amerita el voto de las dos terceras partes, por lo que no pasaría en esa cámara. El Congreso de la Unión debe de convocar a un debate público ante la importancia de la reforma planteada, que se privilegie el fortalecimiento de las libertades de todos los mexicanos por encima de intereses de grupo y que el Senado culmine el trabajo iniciado en la Cámara de Diputados en la reforma al artículo 40 que eleva a rango constitucional el carácter laico del Estado para evitar “una virtual regresión a un Estado confesional y a etapas oscurantistas ya superadas en nuestro país.

Lo que ha pasado es solamente una expresión más del poder simbólico que sigue teniendo la jerarquía conservadora de la Iglesia católica y del pragmatismo existente en todos los partidos; es increíble cómo doblaron su conciencia todos los que se prestaron a ese juego para que se abran las puertas a la intervención de la jerarquía católica en las políticas públicas de la Nación Mexicana.

Las sociedades modernas deben incluir en sus sistemas de protección de derechos fundamentales el de la libertad de creencias, pero se tiene que ser atento y cuidadoso de que este régimen no se vaya a inmiscuir en otros derechos consagrados por la Constitución, como la educación laica y obligatoria y otros que tienen que ver con el laicismo del Estado, consagrado en el artículo 40 de la Carta Magna.

De hecho los diputados del PRI violentaron su declaración de principios pues hay que recordar que en los documentos básicos del PRI se habla de que es un partido laico, que valora y aprecia los antecedentes del liberalismo mexicano y que, por tanto, en todas sus decisiones como partido y como gobierno o representación está dispuesto a respetar y defender esos principios del Estado laico.

¿Podrá el Senado resistir las presiones del clero y del gobierno que quiere que se apruebe esta reforma antes de la visita del papa Benedicto XVI a México? El Estado laico es lo pertinente e indispensable en la democracia. Sería gravísimo que se violentara un derecho como es el de creer o no creer, a causa del capricho de algunos. El Senado sabrá cumplir con su compromiso, no aceptaremos ninguna presión, venga de donde venga.

En la vida nada es gratuito. Salinas, Azcárraga, Roberto Hernández, Germán Larrea, los ricos de la ultraderecha que domina, saquea y explota a 110 millones de mexicanos, han caído en trance de pánico frente a las elecciones de 2012, para las cuales no tienen aun candidato a la Presidencia –Peña Nieto se les ponchó y se les desinfla día a día por tanta metidas de pata; los tres merolicos panistas no son menos risibles y... paren ustedes de contar–, pero tampoco tienen proyecto viable –las reformas estructurales” son una exigencia de las empresas españolas (en el ámbito laboral) y de las agencias de Estados Unidos (respecto de la llamada “seguridad nacional”) así que han decidido cerrar filas con el oscurantismo de la vela perpetua, echando mano de sus representantes en el Congreso.

A nivel internacional, las finanzas del Vaticano no atraviesan por uno de sus mejores momentos. El endeudamiento de la zona euro, que azota con particular dureza a los países del grupo PEGI (Portugal, España, Grecia e Italia), se refleja en la captación de limosnas que recibe la Santa Sede en los cepos de sus incontables sucursales. En su reporte financiero más reciente, que hizo público el sábado 2 de julio de 2011, el Vaticano informó que después de trabajar con números rojos de 2006 a 2009, sus ingresos en 2010 fueron de 356 millones de dólares (mdd) y sus gastos ascendieron a 340 mdd, lo que le dio una modesta ganancia de 16 mdd. Sin embargo las donaciones que recibió de sus templos en el mundo, lo que se conoce como el óbolo de San Pedro, cayeron 15 mdd con respecto a 2009, y totalizaron 67 mdd, lo que representa una disminución de 18 por ciento.

Así que nada es gratuito. Ante el peligro de que el pueblo de México vote por el dirigente opositor que ofrece crear siete millones de nuevos empleos en 2013 (tal como lo hizo Roosevelt en 1933), regresar a las fuerzas armadas a sus cuarteles, detener el baño de sangre y actuar con honestidad, amor y justicia para impulsar la reconstrucción del país, la ultraderecha y sus partidos (PRI-PAN-PRD chuchos) le ofrecen a Benedicto XVI la liquidación del Estado laico y millones de pesos derramados en fervorosas y espontáneas limosnas, esperando a cambio de ello que, durante la segunda quincena de marzo del año entrante, pocos días antes del inicio de las campañas electorales (que arrancan el primero de abril), Herr Ratzinger aclare a los “pinches proles” quién sigue siendo “un peligro para México”, es decir, para la oligarquía.

Estas modificaciones pretenden también pagar por adelantado la factura de la visita del papa Benedicto XVI a México, pues es una forma de expresar al pontífice que se camina en la dirección que busca su credo. En especial porque esa visita tiene una connotación política, pues el Papa es jefe de Estado, además de líder religioso y, por tanto, viene a estrechar lazos y ver qué avance tiene para su forma de pensamiento, y venir sin un logro político no es conveniente para él, y además se le está preparando el escenario, si quisiera puede oficiar una misa pública donde sea. Pues al ser una manifestación ciudadana –en este caso religiosa– no tendrían por qué pasar por un trámite ante la Secretaría de Gobernación, pues es como exigir que cualquier grupo que efectúa una manifestación en algún lugar público dé aviso a esa dependencia.

No se trata, como ingenuamente pretenden creer algunos diputados, de una reforma constitucional menor para permitir el ejercicio público de un determinado culto religioso, sino de la entrega de un espacio político a un sector de la jerarquía católica que usará hasta la última interpretación de la modificación aprobada para incrementar su poder.

Se debilita aún más al Estado laico, y se reconoce que se es cada vez más débil para regular y exigir el respeto a la laicidad. Debemos de analizar el alcance y las diversas interpretaciones que se le pueda dar a la citada modificación, y lo que esto implicará para el deterioro del Estado laico, que representa el respeto a la pluralidad de ideas, contra una posición de pensamiento único.

Roberto Pimienta Woo


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